domingo, 18 de agosto de 2013

Fabricando fantasías para no sufrir ante el final de la vida





"Los dioses nos tienen envidia porque somos mortales"
-Aquiles en la película hollywoodense "Troya"

Pensar sobre aquello a lo que tanto corremos no es una tarea facil. Significa hacer frente a uno de nuestros más fuertes temores. Significa reflexionar sobre aquello que nos es desconocido pero a la vez nos es tan cercano, como parte de nuestra propia condición de humanos. El tema ha sido tocado mucho por diferentes culturas: A lo largo de la historia se ha tratado de encontrar su sentido dandoseló desde afuera, como si hubiera algo más allá del fin. En nuestro tiempo, el tema se vuelve superficial: convivimos con la muerte todos los días, basta con prender el televisor.

Hace ya casi cinco años, ese ángel negro tocó las puertas de mi familia. Las reflexiones que haré aquí entonces lo hago desde una experiencia muy personal con el ánimo de poder, compartiéndolas, ayudar a responder, no a la pregunta ¿qué es la muerte?, si no ¿Por qué me pasa esto a mí?. Si pues yo creo que la pregunta que nos introduce a pensar sobre el final de la vida proviene desde dos lados: Uno sobre la conciencia de nuestro propio vacío, produciendonos vertigo al imaginarnos ya no ser. Pero ante esta, lo único que hacemos es huir y no seguir preguntando. Pues recién sabremos que significa estar muerto cuando lo estemos, pero ya no estaremos vivos para saberlo. Creo que principalmente lo que nos impulsa a pensar sobre ella es la perdida de algún ser querido o cercano a nosotros. Y ya no nos preguntamos acerca de su esencia, sino acerca de por qué nos sucede tan trágico destino.

La muerte aunque es el final de la vida no tiene finalidad. El ángel negro aparece porque algo lo causa o mejor dicho, lo llama. La única posible finalidad es la biólogica: la muerte como herramienta para evitar la sobrepoblación de la especie que puede atentar contra ella misma. Esa es su causalidad que también tiene un arraigo físico: La ley de entropía que la energía no-útil aumente con el tiempo, por eso las cosas envejecen y resulta más eficiente biológicamente reemplazarlo que reponerlo (supone menor gasto energético).

Pero que no tenga sentido (una finalidad) no quiere decir que no podamos dárselo. La historia demuestra los diferentes sentidos se le han dado. Si me preguntan que sentido le encuentro, respondería a partir del que se da por la conciencia de la finitud propia y de los otros. Con la muerte aprendemos que nada dura para siempre. Y creo que eso le da un toque especial a la vida: Saber que se va a acabar nos invita a disfrutar cada momento, a apreciar cada detalle de lo que nos sucede.

Ante esta posible visión positiva del fin de la vida como finalidad para vivir se contrapone el hecho de que también sea la pérdida de otros seres. Sufrimiento que podemos vivirlo en carne propia o que nos sensibilizamos por las pérdidas de los otros. El sentimiento al saber que ya no podras volver a compartir con esa persona es demasiado doloroso. Una canción muy buena que ejemplifica este sentir es "Fabricando fantasías" de Tito Nieves. Es tal el sufrimiento y el recuerdo constante de la ausencia que es necesario crear fantasías, encontrar un lugar donde encontrarse con dicha persona nuevamente. Ante esta realidad que a todos nos va a suceder, ¿qué podemos hacer?. No pretendo ser libro de autoayuda, pero puedo compartir algunas breves pensamientos:

1. Antes que cualquier cosa, hay que disfrutar del tiempo con todos. Lo único que nos quedan son los recuerdos, en ellos yace la esencia de las personas, lo que se ha vivido con ellas. Si quieres algún consejo o solo compartir un momento, hay que ir a lo profundo de un mismo y ahí se encontrará.
2. Sufrir es inevitable pero la cuestión es encontrar un sentido a ese sufrimiento. ¿ Sólo nos quedaremos con el sentir de la perdida o lo convertiremos en el motor y motivo para seguir?. Es un golpe tan fuerte que te enseña que los otros golpes que te da la vida no son de tal intensidad, que puedes reponerte y seguir. No podemos quedarnos solo en la perdida sino seguir y avanzar con la misión de ser el guardian de los recuerdos de esas personas que han marcado tu vida. Ahora uno es portador también de cierta parte de su alma.
3. Una lección muy importante que enseña Buda es que la causa del sufrimiento es el apego a las cosas. Se puede aprender a tratar de no apegarse a las cosas, eso significa un resumen de lo dicho hasta aquí: Disfruta cada momento y comprende la finitud de las cosas y de las personas. El fin de la vida aveces nos enseña de una manera repentina acerca de esto: Aprender sobre la belleza de cada instante.

Carpe diem, memento mori (vive la vida, recuerda que vas a morir)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Las palabras e interés con los que escribes este post, confirman la gran cercanía que viviste con la muerte años atrás y las posibles lecciones que te hacen actuar de una determinada manera en la vida, eso es grandioso. Tus consejos-pensamientos tampoco carecen de eficacia, vivir la vida a plenitud y gozar cada momento es lo ideal; sin embargo, algo que no deberíamos dejar atrás es, irónicamente, dejar atrás temas que se unen con relaciones interpersonales, dejando de actuar con rencores o haciendo daño. Es también esto lo que puede generar que no podamos vivir a plenitud cada momento si no se aprende a olvidar y empezar de nuevo. Finalmente, me encantó tu post. Y recuerda, no hay mejor consejo que seguir el propio ;)